15 septiembre 2011

Tres: besar como mujer


Parado en el centro del living, Cristian me invita a bailar.
Yo lo observo desde el sillón, mis largas piernas cruzadas, enfundadas en medias oscuras, en un vestido mini negro ajustado que apenas me cubre el trasero, el top que deja al descubierto mis hombros sobre los que cae mi cabello.
Soy perfectamente consciente de cuál es mi rol. ¿Cómo no va a sentir deseos de mí, si estoy así vestida para despertar su deseo de hombre? Por fuera, en mi aspecto, no hay el menor vestigio de mi otro yo.
Me levanto como una gata, camino hacia él sobre mis tacos altísimos. Él me rodea la cintura, mis brazos rodean su cuello con una sonrisa, apoyo delicadamente el rostro en su hombro. Me refugio en él.
Bailamos lentamente. Me olvido de quién soy, si es que acaso lo sé. Mi eterna lucha interior, mi quiero y no quiero.
Cristian jamás se cuestiona. Pronto siento la dureza de su miembro que palpita bajo su jean pegado contra mi pelvis. Aprendí a ocultar mis pequeños atributos bajo la tanga de tal manera que su bulto no encuentra mi equivalente.
Recuerdo en ese momento que fui yo quien le preguntó, ingenuamente, tiempo atrás, si había besado a alguien en la boca alguna vez. Me respondió con una pregunta sugerente:
-¿Querés saber cómo es?
Y me comió la boca como nunca imaginé que lo haría.
Lo recuerdo ahora que frota su bulto contra mí, ahora que me hace pegar más contra él, ahora que mi vestido mini se está subiendo y ya se me debe ver la parte inferior de las nalgas. Y siento deseos de besarlo. No por curiosidad, como aquella primera vez. En este momento quiero besarlo porque me está apretando como a una hembra, y como tal, quiero besar a mi hombre.
Hago el cuello hacia atrás, los ojos cerrados, la boca entreabierta, mis labios carnosos pintados de rojo lo esperan.
Me aprieta más contra su cuerpo y me llena la boca con su lengua. Es un chupón largo, intenso, apasionado. Cómo es posible que me caliente tanto este tipo, me digo. Son cosas de Laura.
Cristian separa su boca de la mía.
-¿Y ese beso tan rico por qué fue? -me pregunta en susurros.
Yo vuelvo a ocultar mi rostro en su pecho, como una niña tímida.
-Por nada… tenía ganas -digo en voz apenas audible.
Toma mi rostro con sus manos. Mantengo los ojos cerrados. Sé que me observa, sé que sabe las contradicciones que me provoca, y lo disfruta. Disfruta doblegar lo que hay de chico en mí. Disfruta que aflore en mi piel la mujer que hay en mí.
Me besa. El vestido se me sube más, no hago ningún esfuerzo por bajarlo. Tener mi trasero prácticamente al aire, expuesto, cuando estoy con él, me hace sentir vulnerable, femenina, y a él le despierta toda su masculinidad.
Ante sus ojos, Laura me gana la partida y toma el control. Vuelvo a buscar su boca, su lengua que me llena. Laura lo disfruta.






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